Pesadilla durante Navidad

. Escrito entre el 20 y el 23 de Diciembre, 2022.

A partir de una idea antigua que,
si algún día lo recupero,
quizás alargue como historia navideña de terror

De la navidad se contarán muchas historias, pero nunca se ha contado la verdad: por qué los padres se convirtieron en Santa Claus:

*

Todo comenzó aquel año: Santa estaba desesperado por la falta de nieve, por atrancarse la máquina de embalar – lo cual pasaba cada año –  y porque el reno que debía sustituir al recién jubilado se negaba a salir.
Por todo ello, y más, Santa estaba especialmente gruñón. Su mujer no hacía más que cuidarle, masajearle y cantarle dulcemente, sabía que si se enfadaba podía ocurrir algo realmente espantoso. Le conocía bien, sabía que le podía entrar aquella vena furiosa y que podía acabar con la Navidad, incluso la humanidad.
Y es que, a ese a señor obeso que cabe en las chimeneas, lo que más le gusta es salir de ese encerramiento, recorrer el mundo, pero sólo puede salir de sus terrenos dos días al año, y no es por qué él no quiera, si no… ya explicaremos más adelante.

 

— Papá… ¿Has hablado con Joulu?
— ¡Bah..! ¿Ese reno? ¿Qué se me ha perdido a con ese reno? 
— No seas tan refunfuñón, tienes que hablar con él. Si no quiere, tendremos que contratar a otro… alguno de los jóvenes querrá.
— Entre este año y el anterior se han jubilado muchos y en el establo son demasiado jóvenes. ¡Ninguno está por la labor! 
— Tienes que hablar con él — le dijo cansada.
— No, ahora es ella...  —Su mujer le miró de reojo — ¿Qué ya lo sabías? ¡Ah! ¡Maldita sea! ¡Me tenéis todos hartos!
— Tranquilízate. Aún podemos sustituirla, será complicado, pero podemos. Y si se rebela, pues le dices que firmó un contrato y no se puede echar para atrás.
— ¿Y por qué no se lo dices…? — le lanzó una mirada penetrante —¿… yo? Está bien. Por las barbas de… ¡Esto parece hostelería en vez de navidad! 
 

En el establo, un lugar muy agradable y cuidado, estaban Joulu con sus amigos y hermanos, coqueteando con unos y picando a otros. Era de los renos de la última camada de Rudolph, pero a diferencia de sus antecesores y al ser tan joven era aún más despreocupada. 
Cuando era pequeño y una ricura de reno era igual, más amorosa; la adolescencia la había vuelto distante con sus mayores y temperamental. En especial con Santa, quien para ella… ahora representaba la autoridad y el trabajo duro.


— JOULUU 

Esta dio un respingo, por un segundo sus orejas se escondieron, pero enseguida cambió de actitud.
 
— SANTAAAAA
— ¡Mira niño...! ¡Si, eres un crío!, serás una rena y todo lo que sientas, pero sigues siendo un crío. ¡Mírame a los ojos! Has firmado un contrato y lo vas a cumplir. Si te sustituyo, ten en cuenta que no volveremos a contar contigo, y por tanto… no podemos permitirnos una boca de más.
 
Los demás renos, mayores y menores, le miraron asombrados. Aquella falta había pasado de incómoda a grave. Sus amigos se pusieron de parte de Joulu, la consolaron y protegieron, pero el más resabido y locuaz, se adelantó y lo empeoró.
 
— Mire usted, Señor Santa, con todos mis respetos. Quiero mucho a Joulu, y a usted, pero tengo que decirle que se ha excedido. Es verdad que le ha faltado, pero comprenderá que a nuestra edad y por ser un trabajo tan importante, ¡y el primero!, nos da miedo… y cierta ansiedad.
— Si, lo entiendo… En mi primera entrega estaba muy nervioso, pero esa no era razón para echarme para atrás unas horas antes. Tenemos un deber con el resto de la sociedad, ¡con los niños!
— Pero si los niños ya no creen… — dijo muy bajito una voz.
— ¡Pues con más razón! Venga, Joulu... cuento contigo… Podrás salir de aquí un par de días, y ver mundo. Trabajar como reno conductor es un privilegio… 


Tenía el terrón de azúcar a un palmo de su boca, y era un terrón muy delicioso…

 
— Visto así… si ella no quiere, yo si quiero — dijo el listillo
— Pero…
— Venga Santa, ¡vamos a firmar el contrato! — Santa le miró con cierta reticencia, pertenecía a la camada de Donner, ellos eran rápidos como un trueno.
— Pero… ¡si yo no he dicho nada aún! Harmion, eres una verdadera rata. ¡Me defiendes y ahora me coceas!
— Si tu no lo quieres, lo quiero yo. Los renos conductores tienen de las mejores pajas, y establos individuales.
— Santa, no le escuches. 
— No, Santa
— ¡BASTA YA! Estoy muy cansado, pensaba sacar sangre nueva este año, pero será mejor contar con vuestros primos — Ambos renos se quedaron boquiabiertos, no cabía en su cabeza que prefirieran gente con experiencia a gente con ganas de…. ganar un mejor establo. — Si… será lo mejor.
— ¡Cómo se atreve!, viejo gordo y calvo… que se tapa la cabeza con el gorro para que no se note…
— Oye…. 
— Tienes razón Joulu, encima sólo trabaja un día al año, y repartiendo los chismes que los elfos hacen durante el año… menudo chollo, ¡y encima se queja de nosotros!
 
Y esta frase, queridos lectores, fue la frase que concluyó la verdadera Navidad: 
Aquellos días de magia, ilusión, creencias en que todo lo bueno puede pasar; las noches vigilando que Santa volviera a dejarse caer por la chimenea…. 


Todo aquello dejó pasó a la semana del Hyde, porque sí, amigos:
Ya hemos comentado que Santa tenía un pasado verdaderamente complicado… 

Santa no era más que Satán. Como lo oís.
Este vivía encerrado en sus infiernos personales todos los días del año, exceptuando un par de días que salía para descansar, aunque debía cumplir parte de su condena:
Trabajos forzados como repartidor de paquetes.  
Después de lo ocurrido aquella semana de pesadillas y fatalidad…. No dejaron a Satán volver a la tierra, y los adultos se dedicaron a sustituirle año tras año, a sabiendas de que, si alguien faltaba algún año en su promesa, el mismísimo diablo volvería a subir a repartir maldades.




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